Refugiados, cortesía de Associated Press
IT es uno de los temas más volátiles del mundo en este momento y, además, una de las discusiones menos equilibradas: refugiadosy qué hacer con el éxodo abrumador. San Juan Pablo II llamó al tema "quizás la mayor tragedia de todas las tragedias humanas de nuestro tiempo". [ 1 ]Discurso a los refugiados en el exilio en Morong, Filipinas, 21 de febrero de 1981 Para algunos, la respuesta es simple: tírelos, cuando sea, sin importar cuántos sean y quienes sean. Para otros, es más complejo, por lo que exige una respuesta más mesurada y comedida; lo que está en juego, dicen, no es solo la seguridad y el bienestar de las personas que huyen de la violencia y la persecución, sino también la seguridad y la estabilidad de las naciones. Si ese es el caso, ¿cuál es el camino intermedio, uno que salvaguarda la dignidad y la vida de los refugiados genuinos y al mismo tiempo salvaguarda el bien común? ¿Cuál será nuestra respuesta como católicos?
Notas a pie de página
↑1 | Discurso a los refugiados en el exilio en Morong, Filipinas, 21 de febrero de 1981 |
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