Una oración de valentía


Ven, espíritu santo por Lance Brown

 

DOMINGO DE PENTECOSTÉS

 

La receta para la intrepidez es simple: unir las manos de la Santísima Madre y orar y esperar la venida del Espíritu Santo. Funcionó hace 2000 años; Ha funcionado a lo largo de los siglos, y sigue funcionando hoy porque es por diseño de Dios que el amor perfecto echa fuera todo temor. ¿Qué quiero decir con esto? Dios es amor; Jesus es Dios; y él es amor perfecto. Es obra del Espíritu Santo y de la Santísima Madre formar en nosotros ese Amor Perfecto una vez más.

Así es siempre concebido a Jesús. Así es como se reproduce en las almas. Siempre es fruto del cielo y de la tierra. Dos artesanos deben concurrir en la obra que es a la vez obra maestra de Dios y producto supremo de la humanidad: el Espíritu Santo y la Santísima Virgen María ... porque son los únicos que pueden reproducir a Cristo. —Arzobispo Luis M. Martínez, El santificador, P. 6

El Espíritu Santo no es un pájaro, una fuerza, una energía o símbolo cósmico: el Espíritu es una Persona, la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. Junto a María, Nuestra Madre, se nos ha dado el mayor regalo de todos: la posibilidad de la presencia de Dios que mora en nosotros, formándonos, transformándonos y transformándonos a Su semejanza.

Quiero compartir contigo esta sencilla oración, esta pequeña canción que escribí, que es una oración para que el Espíritu Santo venga y queme tus miedos, enjuga tus lágrimas y te llene de poder, luz y valor.

 

 

 

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